Abono químico Vs. Abono orgánico ¿Cuál escogerías?
Si eres de las personas que se desviven por mantener su jardín natural con sus propias manos, seguramente te la pasas buscando los mejores productos para que tus plantas y flores siempre estén saludables y radiantes. Esto depende en gran medida del tipo de abono y el tiempo idóneo para su aplicación. Y lo más importante, si es químico u orgánico.
Los abonos químicos son una solución eficaz a corto plazo, pero que tienen elementos tóxicos para las personas y el medio ambiente. Se producen por medios industriales. Actúan más rápido y tienden a dañar el suelo o mejor dicho contribuyen con su deterioro. Es de costo más elevado, con precios que pueden ir desde los $50 hasta más de $1,000.
Por su parte, los abonos orgánicos proporcionan todos los nutrientes que la planta necesita sin contaminar. Se realiza con materiales de origen orgánico, como restos de alimentos, vegetales verdes y secos, y cascaras de frutas. Además no daña al suelo aunque su reacción es un poco más lenta que la de un abono químico. Lo mejor de todo es que es de muy bajo costo.
La esencia del abono
Las plantas necesitan luz, agua, dióxido de carbono, macronutrientes y micronutrientes, para crecer sanas y no sufrir. Es por ello, que el abono orgánico que elijas debe ser completo y tener cada uno de ellos. Por otro lado, el abono químico, carece de algunos de estos elementos tan necesarios para las plantas, además acidifican la tierra y destruyen los microorganismos, por la gran cantidad de nitrógeno que poseen.
Por regla general, debes abonar tus plantas regularmente, pero no más seguido de lo que recomienda cada producto. Cuando se cultiva una nueva planta se tiene que aplicar fertilizante en el hoyo.
El mejor momento para abonar las flores es durante la primavera. Asimismo, aunque los árboles no suelen abonarse mucho, los suelos pobres en nutrientes si se deben abonar.
Para aplicarlo, una vez al año o al menos cada dos años, se puede aportar aproximadamente 2 kg. de abono orgánico alrededor del árbol, mezclándolo un poco con la tierra. También se pueden extender unos 80 gramos de abono mineral de lenta liberación. Aunque tú decides cuál opción utilizar, recuerda que las alternativas naturales siempre serán más satisfactorias, beneficiosas y saludables.
Produce tu propio abono orgánico o compost
Si has escogido irte por la vía natural, existen muchas maneras de hacer abono orgánico o compost, como también se le conoce. En primer lugar, lo ideal es tener un contenedor para compostaje en un lugar en el que esté en contacto directo con la tierra.
En este envase vas a incorporar todos los restos de frutas y verduras, hojas, ramas, césped, flores secas, insectos, corcho, cenizas, aserrín natural, estiércol de animales de granja, restos de poda triturados, cáscaras de huevo trituradas, restos de café e infusiones, trozos pequeños de cartón de papel higiénico, papel de periódico sin tinta, trozos de papel de aluminio o servilletas que no estén manchadas.
Para tener un buen compost este proceso necesita de oxígeno, ya que los microorganismos inodoros que van a descomponerlo, necesitan del oxígeno para vivir. Lo obtendrás dando vueltas de vez en cuando al material, con ayuda de una pala. Si aportas oxígeno no tendrás malos olores, ni tampoco tendrás moscas.
Si el compost se ha desarrollado en condiciones favorables, al término de tres meses ya estará listo para usar. Para ello, debes proveer un ambiente cálido, ya que con el calor actúan mejor los microorganismos; además incorpora humedad y oxígeno.
Si has optado por la opción del abono orgánico, estás actuando con conciencia ecológica. Ya que cuando haces compost en casa reduces al menos en un 50% el volumen de basura que generas y botas, al tiempo que ayudas a las plantas a que se nutran mejor y crezcan más, regenerando el verdor en tu jardín.